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EL PODER FEMENINO

Casi 300 personas, vinculadas a la Asociación de Mujeres Cafeteras del Occidente del Huila, Colombia, asistieron a las capacitaciones que realizó la Plataforma de Comercio Sostenible, entre el 12 y el 15 de abril, para promover los buenos hábitos financieros y el empoderamiento de las mujeres como motores de la prosperidad familiar.

¿Qué haría si se gana la lotería? Algunos comprarían una mansión y un avión privado. Unos cuantos pensarían en renunciar a su trabajo para viajar por el mundo. Y otros considerarían pensionarse tempranamente para ir a vivir a una isla en el Caribe. Las integrantes de la Asociación de Mujeres Cafeteras del Occidente del Huila, no obstante, tendrían planes muy diferentes. Para ellas no hay nada más valioso que la tierra, la familia y su café, así que invertirían el dinero en sus fincas, para hacerlas más productivas; pagarían deudas, y dejarían un ahorro en el banco para proyectarse hacia el futuro. Eso aseguraron en una de las actividades que realizó Solidaridad, bajo la sombrilla de la Plataforma de Comercio Sostenible (PSC), durante cuatro días de capacitaciones en la región.

¿Y que pasaría si ocurriera lo contrario? ¿Si tuvieran que enfrentar una calamidad familiar y su esposo quedara incapacitado para trabajar? Otras mujeres, en otro tiempo, probablemente habrían contestado que tendrían que vender la finca y encontrar métodos alternativos para recibir ingresos. Esta mujeres no. Ellas saben que tienen la capacidad y la fortaleza para sacar sus fincas adelante. En ellas se percibe un empoderamiento que se ha desarrollado a lo largo de los últimos diez años, en los que han trabajado juntas y han empezado a valorar y a hacer respetar su lugar en la cadena productiva del café.

El trabajo de la asociación ha demostrado que una finca cafetera no es de una persona, sino de una familia, y en la medida en que se construye en equipo los frutos se van recogiendo. En la actualidad, su café se vende a una empresa canadiense que lo compra como diferenciado por ser producido por mujeres. Han sido muchos años de esfuerzo y trabajo. Muchas reuniones que las obligaron a dejar a sus hijos con sus esposos y a renovar tradiciones trasnochadas. Sin embargo, ellas son consientes de que todavía hay mucho espacio para construir; por esta razón, el programa de café de la Plataforma de Comercio Sostenible, Expocafé y la Cooperativa Departamental de Caficultores del Huila (Cadefihuila) se han ofrecido para apoyarlas e impulsarlas en ese proceso. El primer paso fue determinar sus necesidades, ahora trabajamos juntos para satisfacerlas.

Construir bases sólidas

Existen dos necesidades prioritarias para las 280 mujeres de la asociación: recibir apoyo financiero y desarrollar estrategias para promover la participación femenina en el sector, de tal manera que su rol sea valorado y, así, poder hacer parte de la cooperativa y acceder a los servicios que presta.

El camino es largo, pero el recorrido ya empezó. El primer avance será crear un fondo rotatorio de crédito, sin embargo, antes de ponerlo en marcha es necesario asegurarse de que las mujeres tengan todas las herramientas y los conocimientos para manejarlo adecuadamente. Por esta razón, del 12 al 15 de abril, el equipo de la PCS visitó cuatro veredas de la región y realizó capacitaciones para que estas mujeres, sus esposos e hijos tengan bases sólidas para alcanzar la prosperidad familiar.

Cada uno de estos talleres convocó más de 80 personas (alrededor del 30% eran hombres), una cifra significativa en plena temporada de cosecha. Fueron cuatro días en los que fue evidente que las charlas tradicionales y las presentaciones de PowerPoint están pasadas de moda. En estas capacitaciones todos reflexionaron y construyeron conclusiones en conjunto. Pensaron, jugaron, se divirtieron y se llevaron un mensaje claro acerca de la economía familiar y el papel de la mujer en la producción de café.

Aprender jugando

Cada día, los asistentes debían pasar por tres estaciones diferentes: en la primera entendían los objetivos del proyecto y la importancia del buen manejo financiero; en la segunda, reflexionaban sobre sus sueños y sobre sus funciones en el núcleo familiar para hacerlos realidad, y en la tercera, conocían más en detalle los buenos hábitos financieros. Dibujaron y actuaron, conversaron con títeres, armaron mansiones en el aire, jugaron con lego, recordaron refranes… Volvieron a ser niños con el propósito de ser mejores adultos.

 

“Me ha gustado mucho asistir a estos talleres porque estábamos cometiendo muchos errores en la finca –aseguró uno de los participantes–. Además me siento muy complacido por mi esposa, lo que ella hace en la asociación no es solo para ella sino para el núcleo familiar”.

Todos los asistentes participaron activamente en las actividades y tomaron notas con interés. Una mujer mayor, con dificultades para escribir, incluso le pidió a otra que tomara apuntes por ella. Tenían la sensación de que no podían dejar escapar esos conocimientos que tenían el potencial de cambiarles la vida.

“Estamos muy agradecidos con las grandes líderes que tenemos en el municipio y por estas capacitaciones –cuenta otro asistente–. La mujer cafetera es el eje principal del hogar. Son las primeras que se levantan y las últimas que se acuestan. Hay que valorar el esfuerzo que ellas hacen para sacar nuestra familia adelante y agradecerles por todo el amor que nos brindan”.

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Carlos Isaza

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